Un descanzo con un acompañante {Caleb}

Por mi mente pasaban miles y miles de imágenes y escenas, cada una de ellas no significaban en absoluto la verdad, era solo un mero relato. Aun así necesita confirmarlo y era por ello que me encontraba merodeando por los bosques, examinando cada metro cuadrado de lo que es Mystic Falls. Según los relatos de Annabelle, los vampiros fueron resguardados bajo una tumba en la iglesia, en la dichosa batalla de Willow Creek, antes de que esta sea incendiada con los sobrenaturales, supuestamente, en su interior. Tenía entendido que ellos habían sido liberados hace meses por quienes eran Bonnie y su abuela, pero la persona que verdaderamente quería ver no estaba allí.
Quería asegurarme que todo eso era cierto, y he ahí el porqué de mi intensa y escrupulosa investigación. Lo único que me limitaba a progresar era el maldito resplandor del día, necesitaba con urgencia que una bruja o algún hechicero cooperara conmigo y encantara algún anillo de lapislázuli para dejar de ser un maldito prisionero de las sombras.

Mi inspección por aquel bosque se vio interrumpido por una oleada que me invadió el sentido del olfato. Otro vampiro. Me vi impulsado por mis piernas y a la siguiente milésima de segundo me encontraba corriendo a velocidad vertiginosa, en busca de la fuente de aquella esencia. Pocos fueron los segundos que pasaron hasta que me detuve en un pequeño sendero rodeado por un laberinto alboreado. Escuche los gritos de una mujer, sentí su miedo, podía sentir además como su sangre recorría su cuerpo haciendo latir su corazón a ritmo adrenalinico. Sería mi primer encuentro con un vampiro de Mystic Falls. Estaba eufórico por ello. Sin siquiera dudarlo me impulse nuevamente hasta dar con aquel sobrenatural. Llegue nuevamente a un sendero que llegaba a perderse a los pocos metros por un gran arbusto, con sendos arboles robustos y sumamente altos a ambos lados. Estaba por aquí, lo sentía, pero estaba oculto por alguna extraña razón, tal vez me escucho ir hacia el… o hacia ella.
- Sal de donde estés – Canturree en un tono sumamente bajo, sabiendo que aun asi me escucharía a la perfección. – No voy a hacerte daño. – Volví a musitar mientras mantenía todos mis sentidos en alerta.

Su rostro se transformo dejando a la vista su verdadero ser, la cara siniestra y sedienta de sangre con la cual cargaría hasta el fin de los tiempos. Sus movimientos fueron rápidos y agiles. Aun tenía la adrenalina característica de los primeros años de esta nueva vida. Por más que opuse resistencia fue como una serpiente escurridiza que encontró la manera de zafarse de mi llave que lo tenía aprisionado contra el árbol y me quito la estaca en un abrir y cerrar de ojos. Sorprendido por la velocidad de aquel vampiro me distraje en mi pequeño momento de incredulidad, dejándolo el tiempo suficiente para que me someta, dejándome con los brazos inmovilizados, ambos detrás de mi espalda. Logre liberar uno de mis brazos pero en el momento de arremeter un golpe con mi codo me impulso con fuerza hacia adelante, haciendo que mi cuerpo volares un par de metros hacia adelante. Me deje caer y en el momento en que mi cuerpo impacto con el suelo me puse nuevamente de pie, en cuestión de milésimas de segundos. Sacudí mi ropa de polvo y con mi rostro nuevamente con aspecto humano lo mire, arqueando una ceja. – Ustedes los vampiros jóvenes… Tan arrogantes – Musite para luego escupir en el suelo y volver a caminar hacia él, sin la intención de arrinconarlo nuevamente.

- No me dirás a cargo de quien estas pero aun así… – Analice de manera calculadora - … no me has negado mis cavilaciones hasta ahora. Lo que significa que estoy en lo correcto. Los originales están en camino y con ellos precisaras de algo más que destreza de neófito. – Hable de manera seria, con la intención de generarle al menos algo de duda. Ese era un hecho pero aun no me cabía la idea de… - La maldición – Musite luego. Era increíble como todo podía llegar a cuadrarme. Elena, los originales, la maldición del sol y la luna; todo comenzaba a tramarse dentro de mi cabeza, aunque ciertas dudas algún golpeaban mi curiosidad, dudas que solo una persona podía aclararme. Dudaba acerca del conocimiento del aquel vampiro ante mis especulaciones por lo que decidí no mencionar mas nada al respecto. Aunque aún quedaba la incertidumbre de su creador. Había algo más detrás de todo esto. – Lo único que te advierto… - Comente trabando mi mandíbula - … es que no quiero cruzarte y saber que puedes interferir en mis planes – Quien sabe, tal vez sus intenciones sean similares a las mías. Hasta ahora mi único deseo era liberar a Katherine de aquella prisión mágica en la tumba.